lunes, 17 de noviembre de 2008

ENE CHALECO INFORMA:


Que este próximo domingo 30 de Noviembre se realizará la FIESTA DE LOS 10 AÑOS DE ENE Chaleco en las instalaciones del Colegio Santa Cecilia.

Y para esta gran fiesta quisiéramos que todos ustedes nos pudiesen acompañar.

Las actividades serán las siguientes:
  • 9:30 am: Recepción y bienvenida.
  • 10:00 am: Mega-rally, con la participación de los niños enistas, sus papás, y ex-enistas (se sugiere llevar ropa cómoda y si es posible, un cambio extra de ropa)
  • 11:00 am: Finalización del Rally y preparación para misa.
  • 11:30 am: Misa de agradecimiento por los 10 años de ENE en la Iglesia del Colegio Santa Cecilia.
  • 12:30 pm: Almuerzo de acción de gracias en el SALON DOMINGO SAVIO.
El almuerzo será una oportunidad para recaudar los fondos necesarios para las actividades de nuestro grupo.

El costo de la tarjeta es de $5.00 por persona. Las tarjetas estarán a la venta los sábados 22 y 29 de noviembre durante la formación de ENE (de 2:45 a 5:00 pm).

¡Será para nosotros un gran honor y una gran dicha que su familia nos acompañe!

A la vez, les informamos que siguen a la venta las camisetas de los 10 años de ENE, a $5.00.

Para preguntas e información:
  • Nuestro email: enechaleco@gmail.com
  • Gaby Padilla: 7940-0749
  • Marian Orsenigo: 7894-3422
  • Lizza de Cáceres: 7940-6049

martes, 23 de septiembre de 2008

Amar a Dios sobre todas las cosas (20 sept)


Este sábado pasado, la formación se hizo general, sin división de niveles (por el factor climatológico), y la charla fue acerca del Primer Mandamiento de la Ley de Dios: AMAR A DIOS SOBRE TODAS LAS COSAS. Amar a Dios no es, precisamente, sentir cariño sensible hacia Él, como lo sentimos hacia nuestros padres; porque a Dios no se le ve, y a las personas a quienes no se ve es difícil tenerles cariño. Dios no obliga a eso, pues no está en nuestra mano. Aunque hay personas que llegan a sentirlo, con la gracia de Dios. Amar a Dios sobre todas las cosas es tenerle en aprecio supremo, es decir, estar convencido de que Dios vale más que nadie, y por eso preferirle a todas las cosas. Uno puede estimar más un cuadro que pintó alguien querido a alguno que está expuesto en algún museo, aunque éstos tengan mayor valor artístico. El amor a Dios es apreciativo.


Tenemos que amar a Dios porque Él nos amó primero y debemos corresponderle. El amor se manifiesta en obras más que en palabras. Obras son amores y no buenas acciones.

Amar a Dios es obedecerle, cumplir su voluntad. No hacer mal a nadie. Hacer bien a todo el mundo. Una prueba del amor a Dios sobre todas las cosas es guardar sus mandamientos por encima de todo.


Muchas veces, uno prefiere quedarse en la casa viendo tele, que ir a misa un domingo. O si no, prefiere hacer algún pecadillo frecuente, en vez de rezar y pedir para no caer en la tentación. Preferimos mil y una cosas, antes de Dios, porque "son muy aburridas" las cosas de la iglesia. Nos aburrimos, porque precisamente no queremos descubrir que Dios es algo tan grande y tan bello. Es tarea de todos hacer de lado las cosas que nos apartan de El -nuestros ídolos, nuestras debilidades, nuestros vicios, nuestros pecados- y buscar su paz, su amor.

miércoles, 10 de septiembre de 2008

¿Qué se dice en contra del Rosario? (06 sept)



Este pasado sábado, el tema fue sobre las cosas que dicen en contra del Santo Rosario.

El Santo Rosario es una oración de carácter mariano, razón por la cual, los cristianos de otras denominaciones nos tildan de "idólatras" y dicen que para llegar a Dios no se necesita intermediarios. Pero el Rosario en sí no es una oración de petición directa a la Virgen María, es una oración para que ella interceda por nosotros -tal como lo hizo en las bodas de Caná, cuando le pidió a Jesús hacer el milagro del vino- para que nuestras oraciones lleguen más rápido a su hijo. Es una oración que nos acerca al mismo Dios, que nos hace sentir la necesidad de Él y su ayuda amorosa.

Nosotros no le rendimos adoración a María, la VENERAMOS que es muy distinto. Es ella un ejemplo para nosotros en cuanto a su respuesta al llamado que nuestro Señor le hizo por medio del Arcángel Gabriel. Es precisamente por su humildad que el Señor la elige para ser madre de Jesús... ¡MADRE DEL HIJO DE DIOS! La misma humildad que ella entrega alabando a Dios en el Magníficat en la visitación a su prima Isabel; la misma humildad con la que guardaba varios hechos que sucedieron con su hijo dentro del corazón.

Es el mismo Jesús que nos la entrega en la cruz. No es la Virgen María "un vaso o una bolsa desechable" como lo piensan los de otras denominaciones que Dios utilizó para engendrar a su Hijo... ¿Qué mayor bendición para una mujer ser la elegida de darle vida al mismo Hijo de Dios? ¿Cómo no darle el respeto debido a la Madre de Dios?

Del mismo modo, nosotros debemos mostrar humildad en aceptar los designios de Dios, porque sólo Él sabe sus planes para con nosotros.

Como decíamos al inicio, el Rosario mismo es una oración exclusiva a Dios, por la cual hacemos "el pequeño sacrificio" de rezar 50 Ave Marías para la intercesión de su Madre hacia nuestras peticiones, sin hacerla a ella más grande que nuestro Señor.

martes, 2 de septiembre de 2008

Los 10 Mandamientos de la Ley de Dios (30 de agosto)



El último sábado de agosto, el seguimiento general, trató acerca de los Mandamientos de la Ley de Dios.

En el Antiguo Testamento, Dios entregó los Diez Mandamientos esculpidos en piedra a Moisés en el Monte Sinaí para ayudar a su pueblo escogidos a cumplir la ley divina .

Jesucristo, en la ley evangélica, confirmó los Diez Mandamientos y los perfeccionó con su palabra y con su ejemplo.

Nuestro amor a Dios se manifiesta en el cumplimiento de los Diez Mandamientos y de los preceptos de la Iglesia.

En definitiva, todos los Mandamientos se resumen en dos: amar a Dios sobre todas las cosas y amar al prójimo como a uno mismo, y más aún, como Cristo nos amó.

Los Diez Mandamientos de la Ley de Dios son:

  1. Amarás a Dios sobre todas las cosas: Significa que no hay NADA más importante que Él; ni juguetes, ni caprichos, ni la tele... Nada.
  2. No tomarás el Nombre de Dios en vano: Significa no andar diciendo aquello de "te lo juro por Dios" cuando estamos diciendo mentiras y aún cuando estemos diciendo la verdad... El nombre de Dios no es algo con lo que podamos andar jugueteando a nuestro antojo.
  3. Santificarás las fiestas: Significa asistir los domingos a misa, y a las fiestas de solemnidad de nuestra Iglesia Católica. Dedicarle un día completo al Señor.
  4. Honrarás a tu padre y a tu madre: Significa que no podemos pasar por alto su autoridad, ni hacer lo que se nos venga en gana porque tenemos un capricho de querer hacer o tener algo. No dejar de hacer las tareas. Respetar lo que nos digan sin enojarnos, sin contestarles mal, porque al final, ellos son nuestros padres y su principal deber es corregirnos para hacernos gente de bien.
  5. No matarás: Significa exactamente eso. Y hay dos formas de matar, físicamente, hiriendo a alguien con algún arma; y espiritualmente, cuando nos burlamos del niño que tiene menos que nosotros y le decimos "piriche", o hablamos mal de alguien sólo por hacerle daño.
  6. No cometerás actos impuros: Significa respetar nuestro cuerpo y el de las demás personas. No hacer con él lo que se nos venga en gana sólo porque me gusta hacerlo y nadie me ve.
  7. No robarás: Significa respetar las cosas de los demás, no agarrar sin permiso lo que no es nuestro.
  8. No dirás falso testimonio ni mentirás: No hay que mentir bajo ninguna circunstancia; las "mentiras piadosas" no existen. Decir que hemos hecho la tarea sólo por salir a jugar sin haberla hecho es un claro ejemplo de esto.
  9. No consentirás pensamientos ni deseos impuros: Significa no ver a la mujer o al hombre de un modo impuro o desviado. No somos simples objetos. El Señor nos llama a ser puros de corazón, ver en el prójimo a nosotros mismos.
  10. No codiciarás los bienes ajenos: Significa no tener envidia de los demás y sus cosas. Que yo quiero un juguete como el de aquél. Que aquél tiene un ipod... ¡Yo lo quiero! a veces, pretendemos ser lo que no somos por la misma envidia.
Siendo que el Amor a Dios, se muestra en los 3 primeros, y el Amor a los Demás, en los restantes 7 mandamientos.

lunes, 25 de agosto de 2008

El Rosario (23 de agosto)

El tema de este pasado sábado en ENE, trató acerca del Santo Rosario de la Virgen María. Su historia, el modo de rezarlo, su composición. El tema también incluyó la realización de una dinámica del conocimiento del Rosario Misionero.
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BREVE HISTORIA

El rezo del Santo Rosario surge aproximadamente en el año 800 a la sombra de los monasterios, como Salterio de los laicos. Dado que los monjes rezaban los salmos (150), a los laicos, los cuales en su mayoría no sabían leer, se les enseñó a rezar 150 Padres nuestros. Al pasar el tiempo, se formaron otros tres salterios con 150 Aves Marías, 150 alabanzas en honor de Jesús y 150 alabanzas en honor de María.

En el año 1365 se hizo una combinación de los cuatro salterios, dividiendo las 150 Aves Marías en 15 decenas y poniendo un Padre nuestro al inicio de cada una de ellas. En 1500 se estableció, para cada decena, la meditación de un hecho de la vida de Jesús o María, y así surgió el actual Rosario de quince misterios.

La Santa Iglesia recibió el Rosario en su forma actual en el año 1214 de una forma milagrosa: cuando la Virgen se apareciera a Santo Domingo y se lo entregara como un arma poderosa para la conversión de los herejes y otros pecadores de esos tiempos. Desde entonces su devoción se propagó rápidamente alrededor del mundo con increíbles y milagrosos resultados.

SIGNIFICADO

La palabra Rosario significa 'Corona de Rosas'. La Virgen María ha revelado a muchas personas que cada vez que rezan un Ave María le entregan una rosa y por cada Rosario completo le entregan una corona de rosas. La rosa es la reina de las flores, así que el Rosario es la rosa de todas las devociones y por lo tanto es la más importante.

El Santo Rosario es considerado como la oración perfecta porque junto con el esta aunada la majestuosa historia de nuestra salvación. Con el rosario de hecho, meditamos los misterios de gozo, de dolor y de gloria de Jesús y María. Es una oración simple, humilde como María. Es una oración que podemos hacer con ella, la Madre de Dios. Con el Ave María la invitamos a que rece por nosotros. La Virgen siempre nos otorga lo que pedimos. Ella une su oración a la nuestra. Por lo tanto, ésta es más poderosa, porque María recibe lo que ella pide, Jesús nunca dice no a lo que su madre le pide. En cada una de sus apariciones, nos invita a rezar el Rosario como una arma poderosa en contra del maligno, para traernos la verdadera paz.

El Rosario comienza justo como el saludo que le hizo el Arcángel Gabriel a María: "Dios te salve, ¡Oh llena de gracia! El Señor es contigo; bendita tu eres entre todas las mujeres" (Lc 1,28); y agrega parte del saludo que hizo Isabel a María cuando ésta llegó a visitarla: "¡Bendita tú eres entre todas las mujeres, y bendito el fruto de tu vientre Jesús!"


COMPOSICIÓN
El Rosario completo está compuesto de veinte decenas. Está dividido en cuatro partes distintas, que se pueden rezar separadamente en diferentes momentos del día, los cinco Misterios Gozosos, los cinco Misterios Luminosos, los cinco Misterios Dolorosos, los cinco Misterios Gloriosos. Si se rezan sólo cinco decenas por día, es costumbre rezar los Misterios Gozosos (La anunciación del Ángel a María, La Visitación de María a Santa Isabel, El Nacimiento de Jesús, La Presentación en el Templo, El niño Jesús hallado en el Templo)
los lunes y sábados; los Misterios Luminosos (Bautismo de Jesús, las Bodas de Caná, El Anuncio del Reino de Dios, la Transfiguración, la institución de la Eucaristía) los jueves; los Misterios Dolorosos (la Agonía de Jesús en el Huerto, la Flagelación de Nuestro Señor, la Coronación de espinas, Jesús con la Cruz a cuestas, la Crucifixión y Muerte de Nuestro Señor) los martes y viernes; los Misterios Gloriosos (la Resurección de Jesús, la Ascención de Jesús al cielo, la Venida del Espíritu Santo, la Asunción de María al cielo, la Coronación de María Santísima) los miércoles y domingos.


ROSARIO MISIONERO
Ser católico es ser miembro de la iglesia universal. Como católicos no podemos olvidar la solidaridad con todo el cuerpo. Es por eso que oramos por las misiones y una forma de hacerlo es con el este Rosario Misionero. Pedimos por toda la Iglesia, por los misioneros y por que se extienda el Reino de Dios sobre la tierra y en todos los corazones.

Es la misma estructura de un Rosario normal, con la excepción que cada decena tiene un color que representa a un continente del mundo, así: Verde-África, Rojo-América, Blanco-Europa, Azul-Oceanía, Amarillo-Asia.










lunes, 18 de agosto de 2008

Cumpleaños 193 de Don Bosco (16 de agosto)


Este pasado sábado -regresando de vacaciones- celebramos el cumpleaños de Don Bosco, 193 para ser exactos. Dicha celebración estuvo cargada de mucha alegría y salesianidad.

Nuestro seguimiento, constó de varias partes: la Oración, la ya acostumbrada dinámica y juegos, una piñata y luego se pasó a una breve reseña de Don Bosco (con refrigerio incluido) en la que se hablaba sobre pasajes de su vida.

Posteriormente la actividad constó de una charla sobre la vida de personajes que constituyen un verdadero ejemplo para la juventud y especialmente la salesiana: Santo Domingo Savio y la Beata Laura Vicuña.

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Santo Domingo Savio: Nació un 2 de abril de 1842. Hijo de una familia pobre. Era muy devoto. El día de su primera comunión redactó el famoso propósito que dice: "Prefiero morir antes que pecar". A los 12 años se encontró por primera vez con San Juan Bosco y le pidió que lo admitiera gratuitamente en el colegio que el santo tenía para niños pobres. Don Bosco para probar que tan buena memoria tenía le dio un libro y le dijo que se aprendiera un capítulo. Poco tiempo después llegó Domingo Savio y le recitó de memoria todo aquel capítulo. Y fue aceptado.

Cada día Domingo iba a visitar al Santísimo Sacramento en el templo, y en la santa Misa después de comulgar se quedaba como en éxtasis hablando con Nuestro Señor. Un día no fue a desayunar ni a almorzar, lo buscaron por toda la casa y lo encontraron en la iglesia, como suspendido en éxtasis. No se había dado cuenta de que ya habían pasado varias horas. Tanto le emocionaba la visita de Jesucristo en la Santa Hostia.

Un día hubo un grave desorden en clase. Domingo no participó en él, pero al llegar el profesor, los alumnos más indisciplinados le echaron la culpa de todo. El profesor lo regañó fuertemente y lo castigó. Domingo no dijo ni una verdad, el profesor le preguntó por qué no se había defendido y él respondió: "Es que Nuestro Señor tampoco se defendió cuando lo acusaron injustamente.

Otro día los alumnos lo vieron extraordinariamente serio. ¿Qué pasaba? Era que se alejaba de su colegio el más amado y santo de todos sus alumnos: Domingo Savio. Los médicos habían dicho que estaba tosiendo demasiado y que se encontraba demasiado débil para seguir estudiando, y que tenía que irse por unas semanas a descansar en su pueblo. Cada mes, en el Retiro Mensual se rezaba un Padrenuestro por aquel que habría de morir primero. Domingo les dijo a los compañeros: "el Padrenuestro de este mes será por mí". Nadie se imaginaba que iba a ser así.

Domingo Savio estaba preparado para partir hacia la eternidad. Los médicos y especialistas que San Juan Bosco contrató para que lo examinaran comentaban: "El alma de este muchacho tiene unos deseos tan grandes de irse a donde Dios, que el débil cuerpo ya no es capaz de contenerla más. Este jovencito muere de amor, de amor a Dios". Y así fue. Murió un 9 de marzo de 1857, poco antes de cumplir los 15 años.

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Beata Laura Vicuña: Nació el 5 de abril de 1891 en Santiago de Chile. Fue la primera hija del matrimonio de José Domingo Vicuña y Mercedes Pino. Su padre era militar y pertenecía a una familia de la alta sociedad chilena; su madre, en cambio, venía de un estrato social más bajo, por lo cual no fue del pleno agrado de la familia de su esposo.

A finales del siglo 19, Chile se encontraba en una guerra civil y de suceción. En uno de los bandos en disputa se ubicaba Claudio Vicuña, un pariente lejano de José Domingo, quien se postulaba a ser sucesor del presidente. Sin embargo, Vicuña no accedió al cargo y comenzó una persecución a toda la familia Vicuña, obligando a buscar rutas de exilio del país. Mercedes y sus hijas se establecieron en las proximidades de Neuquén, Argentina.

Al principio, buscó algún trabajo para poder costear los estudios de sus hijas, llegando a la estancia de Quilquihué. El dueño de esa finca era Manuel Mora. Éste no tardaría en acosar a la madre de Laura, presionándola para que la atendiera como una esposa, pero sin mediar un compromiso formal entre ambos. A cambio de ello, él costearía los estudios de sus hijas, y ellas permanecerían en la estancia.

Debido a su profunda conexión con Dios, muchas compañeras pensaban que Laura se creía superior a ellas ya que se pasaba recreos completos rezando en la capilla del colegio. A pesar de su corta edad, ya poseía una gran madurez en la vida, lo cual le permitió conocer los problemas de su madre y notó cuán alejada estaba de Dios. Esto la motivó a rezar todos los días por la conversión de su madre y que la ayudara a dejar a Manuel Mora.

Durante una de sus vacaciones escolares, Laura sufrió dos violentos ataques por parte de Manuel, quien buscaba doblegar su voluntad. Como no logró su objetivo, Manuel se negó a seguir costeando los gastos de los estudios de las niñas. Sin embargo, el colegio acogió el problema y permitieron que Laura siguiera estudiando. A pesar de esto, Laura sentía que la situación de su madre no había mejorado, sintiendo que no había hecho nada por ayudarla.

Un día, y recordando la frase de Jesús: "No hay muestra de amor más grande que dar la vida por sus amigos", Laura opta por entregar su vida a cambio de la salvación de su madre. Este ruego fue escuchado y a los pocos meses cayó enferma, empeorando su salud conforme avanzaba la enfermedad. En una visita de su madre, Mora la agredió dejándola herida en su cama. Antes de morir, Laura le pide a su madre:

Muero, yo misma se lo pedí a Jesús, hace dos años que ofrecí mi vida por ti, para pedir la gracia de tu conversión, Mamá, antes de morir ¿tendré la dicha de verte arrepentida?.

Doña Mercedes, con los ojos empapados por el llanto, le responde diciendo:

Te juro, que haré lo que me pides, ¡Dios es testigo de mi promesa!.

Finalmente, Laura, sonríe y dice a su madre:

¡Gracias, Jesús!, ¡Gracias, María!, ¡Adiós, Mamá!, ¡Ahora muero contenta!".

Laura murió un 22 de enero de 1904, quien entregó su vida para la conversión de su madre.

jueves, 7 de agosto de 2008

Jesús da de comer a cinco mil hombres (2 de agosto)



Este sábado pasado, con una buena asistencia de niños, se realizó el seguimiento cuyo tema era "Jesús da de comer a cinco mil hombres". La cita nombrada era Mt 14, 13-21.

La enseñanza de esta lectura trata acerca de dar a los demás, de compartir (de buena gana) aunque sea lo poco que tenemos, porque Jesús hará el milagro que ese poco que dimos de corazón, se haga más en cantidad. No había más que cinco panes y dos pescados... ¡Y sin embargo comieron 5 mil y sin contar mujeres y niños! Este pequeño párrafo del Evangelio nos dice también del inagotable amor que Jesús y Dios nos tienen.

Muchas veces, nosotros padecemos del terrible mal de la avaricia, que nos hace poner mala cara a aquél que nos pide ayuda... La avaricia nos ciega a las realidades que nos enfrentan: La gigantesca necesidad que tienen los demás. Y no necesariamente es una necesidad material o de alimento: NECESIDAD DE AMOR. Más de alguna vez a alguien que nos pedía limosna en la calle le hicimos mala cara, lo ignoramos o peor aún, nos pusimos a conjeturar que "a saber para qué querían el dinero"; o aquél compañerito de clases que nos pidió la mitad del pan en el recreo: "piriche" le dijimos. O aquél que nos pidió nuestro tiempo para escucharlo y le dijimos "ahorita no tengo tiempo... Más tarde... ¿Sí?". Otras veces confundimos lástima con caridad. La lástima es un sentimiento pasajero, pero la caridad o compasión es ponerse en el lugar del que sufre, sentir su dolor y no es un sentimiento pasajero.

Jesús nos manda a multiplicar el alimento... ¡El amor, la caridad! algo que no debería ser difícil, si en verdad lo tuviésemos a Él en nuestro corazón.

miércoles, 30 de julio de 2008

Reencuentro ENE (26 julio 2008)



Este pasado fin de semana se realizó el "Reencuentro" o bienvenida a los nuevos enistas a nuestro grupo.

Las buenas nuevas son que de 27 niños que realizaron el ENE 10, fueron 24 los que se hicieron presentes para el reencuentro.

La actividad estuvo cargada de muchas dinámicas, juegos y diversión para los niños, quienes a partir de ahora, deberán -CON LA AYUDA DE SUS PADRES- perseverar en los caminos de la salesianidad.

Su presencia cada sábado en formación regular y en actividades especiales, será muy importante para su crecimiento personal, y principalmente en la fe católica.

miércoles, 23 de julio de 2008

ENE 10

Este pasado fin de semana estuvimos realizando en las instalaciones del Colegio Santa Cecilia de Santa Tecla, el retiro para niños ENE 10.

Dicha actividad estuvo enmarcada en un ambiente de Salesianidad: Mucha alegría, tanto como de los niños que lo vivieron, como también de parte del equipo que trabajó para éste.

Los nuevos enistas vivieron una jornada muy alegre y divertida, pero a la vez intensa y enfocada en hacerle saber a ellos que Jesús es su amigo, que los ama desde siempre. A la vez, que se genera una sana convivencia entre ellos.

El equipo se entregó totalmente para que los nuevos enistas tuvieran una bonita experiencia de un encuentro más cercano y personal con Jesús y su mamita María Santísima; preparando con muchas ganas y anticipación cada uno de los momentos que los niños pudieron vivir.


Agradecemos como equipo, primeramente a Dios por la oportunidad que nos dio de llevar nuestro retiro a feliz término y encaminar a los 27 niños y sus familias en la introducción a la familia Salesiana; agradecemos también a todos y cada uno de los miembros del equipo agrupado en las distintas comisiones (papás del retiro, primos y hermanos, secretaría, externos, comisión de padres, personajes); agradecemos también a la comunidad salesiana del Colegio Santa Cecilia por cedernos sus instalaciones, en especial a el padre José Bosco por su participación en momentos clave de nuestra jornada; agradecemos también a todos y cada uno de los que ayudaron aún sin pertenecer al equipo del retiro, su ayuda sin dudarlo, fue imprescindible para nosotros. Agradecemos también a nuestros hermanos de Don Rúa, quienes se empaparon de la experiencia del ENE 10 para llevarlo a su centro y seguir propagando la palabra de Dios y al Encuentro de Niños en el Espíritu a los niños de otros lugares de nuestro país.También agradecemos las oraciones de todos y cada uno de las personas que encomendaron la jornada en manos de nuestro Señor.


Ahora, el camino para estos nuevos enistas es largo y de perseverancia, para lo cual también solicitamos sus oraciones y su ayuda para formarlos en el camino que nos señaló el propio Don Bosco: "hacer buenos cristianos y honrados ciudadanos"

lunes, 14 de julio de 2008

¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?" (12 jul 2008)



Este sábado recién pasado, se comentó acerca del pasaje del Evangelio según San Mateo, capítulo 18, versículos del 1 al 5, que dice:

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: "¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?". Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: "Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
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En el que se nos invita a ser como niños, es decir, ser puros, sin máscaras, sencillos e inocentes, para llegar a ser los más importantes en el Reino de los Cielos.

Ser como niños, es hacerse "pequeño"; en el sentido de carecer de rencores, pretensiones materiales o de poder. Por olvidar ser como niños, es la razón por la que el mundo sufre hoy: Siempre querer tener más, poseer más cosas.

Regresar a la "niñez espiritual" es lo que nos hará grandes en el Reino de los Cielos.

lunes, 7 de julio de 2008

Vengan a Mí y descansen (5 julio 2008)



La formación de este sábado, trató acerca de la enseñanza del Evangelio del domingo 6 de julio, San Mateo 11,25-30:

En
aquel tiempo, Jesús dijo: "Te alabo, Padre, Señor del cielo y de la tierra, porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos. Sí, Padre, porque así lo has querido.
"Mi Padre me ha entregado todas las cosas. Nadie conoce realmente al Hijo, sino el Padre; y nadie conoce realmente al Padre; sino el Hijo y aquellos a quienes el Hijo quiera darlo a conocer.
Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar.
Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso.
Porque el yugo que les pongo y la carga que les doy a llevar son ligeros"

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De este Evangelio, podemos extraer que:
  • Primero: Cuando Jesús dice "porque has mostrado a los sencillos las cosas que escondiste de los sabios y entendidos"; hace un referencia sobre ser humilde y no dejarse llevar por la soberbia que da el saber. Ser sencillo (en otras traducciones se describe como "manso") significa ser alguien que de paz a los demás, alguien que reconoce que no es nadie en presencia de Dios. Sólo siendo humildes, conoceremos a Dios y al Hijo.
  • Segundo: Cuando dice "Vengan a mí todos ustedes que están cansados de sus trabajos y cargas, y yo los haré descansar"; nos hace el llamado a que si estamos agobiados por nuestros problemas, recurramos a Él como fuente de consuelo. Y este consuelo, sólo podemos encontrarlo en la oración profunda, en el diálogo con Dios, en confiar que Él es la solución a los problemas por lo cuales todos pasamos.
  • Tercero: Cuando dice "Acepten el yugo que les pongo, y aprendan de mí, que soy paciente y de corazón humilde; así encontrarán descanso"; nos invita a que por más duro y difícil que sea el o los problemas por los que pasamos, no hagamos el típico reclamo de "por qué me pasa esto a mí" o "¿por qué me castigas así Señor?"; sino que aunque no comprendamos las cosas por las que pasamos, le confiemos a Él nuestras penas. En cierto modo también anticipa que Él no renunciará a su carga... Y su carga era la más pesada que cualquiera pudiese soportar... ¡Morir crucificado por nosotros de forma voluntaria!

lunes, 30 de junio de 2008

Fiesta de San Pedro y San Pablo (28 junio 2008)


Este pasado sábado el tema de formación fue la Solemnidad de San Pedro y San Pablo. Y dentro del tema, se vieron dos citas bíblicas:

Evangelio de San Mateo 16, 13-19 (que también fue el Evangelio del domingo 29) y que trataba que Pedro reconoció en Jesús al Hijo de Dios vivo, al Mesías. Jesús a su vez, le dijo a Pedro que él sería la piedra sobre la cual edificaría la Iglesia (a la cual ni el poder del infierno podría destruir), y le dio las llaves del Reino. Siendo así que queda establecido como el primer Papa o líder de la Iglesia.
Pedro fue un simple pescador sin mayor instrucción antes de conocer a Jesús, pero su personalidad y amor por el crucificado lo llevó a ser el Príncipe de los Apóstoles. Según la tradición murió crucificado de cabeza por orden de Nerón en Roma.

Hechos de los Apóstoles 9, 1-30, en el que se narra la conversión de Pablo, que en un principio era un perseguidor de los seguidores de Jesús, pero que fue el mismo Jesús quien se le apareció camino a Damasco en forma de una voz y una luz cegadora, preguntándole: "¡Saulo, Saulo! ¿por qué me persigues?" Acto seguido le ordenó a Saulo dirigirse a la ciudad y que allí se le diría qué hacer. Luego el Señor se le aparece a Ananías y le dice que le imponga las manos a Saulo. Ananías fue donde Pablo y al momento de la imposición, cayeron de los ojos de éste una especie de escamas y volvió a ver. Desde entonces San Pablo se convirtió en el más ardiente propagandista del cristianismo, que contribuyó a extender más allá del pueblo judío, entre los gentiles (personas no judías): viajó como misionero por Grecia, Asia Menor, Siria y Palestina; y escribió cartas (las encíclicas) a diversos pueblos del entorno mediterráneo.

En su esfuerzo por hacer universal el mensaje de Jesús, San Pablo lo desligó de la tradición judía, insistiendo en que el cumplimiento de la ley (los mandatos bíblicos) no es lo que salva al hombre de sus pecados, sino la fe en Cristo; en consecuencia, polemizó con otros apóstoles hasta liberar a los gentiles de las obligaciones rituales y alimenticias del judaísmo (incluida la circuncisión). En el país de los judíos fue mal acogido; estando en Jerusalén fue detenido, juzgado y enviado a Roma. Probablemente murió allí ejecutado.

lunes, 23 de junio de 2008

San Luis Gonzaga y los milagros de Jesús

Este sábado anterior 21 de junio, se trató acerca de los milagros de Jesús (las bodas de Caná, sanó al paralítico, las multiplicaciones de los panes, la resurrección de Lázaro, entre muchos otros) también se realizó una mini-celebración por el día de San Luis Gonzaga S.J., quien es el Patrono de la Juventud Cristiana y cuyo nombre lleva el Oratorio Festivo que la Familia Salesiana posee en Santa Tecla, dos cuadras arriba del Colegio Santa Cecilia.

SAN LUIS de GONZAGA S.J.
Fiesta: 21 de junio

(1568-1591)
Patrón de la juventud cristiana.

Se crió entre soldados

San Luis Gonzaga, nació el 9 de marzo, de 1568, en el castillo de Castiglione delle Stivieri, en la Lombardia. Hijo mayor de Ferrante, marqués de Chatillon de Stiviéres en Lombardia y príncipe del Imperio y Marta Tana Santena (Doña Norta), dama de honor de la reina de la corte de Felipe II de España. La madre, habiendo llegado a las puertas de la muerte antes del nacimiento de Luis, lo había consagrado a la Santísima Virgen y llevado a bautizar al nacer. Por el contrario, a don Ferrante solo le interesaba su futuro mundano, que fuese soldado como él.

Desde que el niño tenía cuatro años, jugaba con cañones y arcabuces en miniatura y, a los cinco, su padre lo llevó a Casalmaggiore, donde unos tres mil soldados se ejercitaban en preparación para la campaña de la expedición española contra Túnez. Durante su permanencia en aquellos cuarteles, que se prolongó durante varios meses, el pequeño Luis se divertía en grande al encabezar los desfiles y en marchar al frente del pelotón con una pica al hombro.

En cierta ocasión, mientras las tropas descansaban, se las arregló para cargar una pieza de la artillería, sin que nadie lo advirtiera, y dispararla, con la consiguiente alarma en el campamento. Rodeado por los soldados, aprendió la importancia de ser valiente y del sacrificio por grandes ideales, pero también adquirió el rudo vocabulario de las tropas. Al regresar al castillo, las repetía cándidamente.

Su tutor lo reprendió, haciéndole ver que aquel lenguaje no sólo era grosero y vulgar, sino blasfemo. Luis se mostró sinceramente avergonzado y arrepentido de modo que, comprendiendo que aquello ofendía a Dios, jamás volvió a repetirlo.

Despierta su vida espiritual

Apenas contaba siete años de edad cuando experimentó lo que podría describirse mejor como un despertar espiritual. Siempre había dicho sus oraciones matinales y vespertinas, pero desde entonces y por iniciativa propia, recitó a diario el oficio de Nuestra Señora, los siete salmos penitenciales y otras devociones, siempre de rodillas y sin cojincillo. Su propia entrega a Dios en su infancia fue tan completa que, según su director espiritual, San Roberto Belarmino, y tres de sus confesores, nunca, en toda su vida, cometió un pecado mortal.

En 1577 su padre lo llevó con su hermano Rodolfo a Florencia, Italia, dejándolos al cargo de varios tutores, para que aprendiesen el latín y el idioma italiano puro de la Toscana. Cualesquiera que hayan sido sus progresos en estas ciencias seculares, no impidieron que Luis avanzara a grandes pasos por el camino de la santidad y, desde entonces, solía llamar a Florencia, "la escuela de la piedad".

Un día que la marquesa contemplaba a sus hijos en oración, exclamó: «Si Dios se dignase escoger a uno de vosotros para su servicio, "¡qué dichosa sería yo!". Luis le dijo al oído: «Yo seré el que Dios escogerá.». Desde su primera infancia se había entregado al la Santísima Virgen. A los nueve años, en Florencia, se unió a Ella haciendo el voto de virginidad. Después resolvió hacer una confesión general, de la que data lo que él llama «su conversión».

A los doce años había llegado al más alto grado de contemplación. A los trece, el obispo San Carlos Borromeo, al visitar su diócesis, se encontró con Luis, maravillándose de que en medio de la corte en que vivía, mostrase tanta sabiduría e inocencia, y le dio él mismo la primera comunión.

Fue muy puro y exigente consigo mismo

Obligado por su rango a presentarse con frecuencia en la corte del gran ducado, se encontró mezclado con aquellos que, según la descripción de un historiador, "formaban una sociedad para el fraude, el vicio, el crimen, el veneno y la lujuria en su peor especie". Pero para un alma tan piadosa como la de Luis, el único resultado de aquellos ejemplos funestos, fue el de acrecentar su celo por la virtud y la castidad.

A fin de librarse de las tentaciones, se sometió a una disciplina rigurosísima. En su celo por la santidad y la pureza, se dice que llegó a hacerse grandes exigencias como, por ejemplo, mantener baja la vista siempre que estaba en presencia de una mujer. Sea cierto o no, hay que cuidarse de no abusar de estos relatos para crear una falsa imagen de Luis o de lo que es la santidad. No es extraño que en los primeros años, después de una seria desición por Cristo, se cometan errores al quererse encaminar por la entrega total en una vida diferente a la que lleva el mundo. El mismo fundador de los Jesuitas explica que en sus primeros años cometió algunos excesos que después supo equilibrar y encausar mejor. Lo admirable es la disponibilidad de su corazón, dispuesto a todo para librarse del pecado y ser plenamente para Dios. Además, hay que saber que algunos vicios e impurezas requieren grandes penitencias. San Luis quiso, al principio, imitar los remedios que leía de los padres del desierto.

Algunos hagiógrafos nos pintan una vida del santo algo delicada que no corresponde a la realidad. Quizás, ante un mundo que tiene una falsa imagen de ser hombre, algunos no comprenden como un joven varonil pueda ser santo. La realidad es que se es verdaderamente hombre a la medida que se es santo. Sin duda a Luis le atraían las aventuras militares de las tropas entre las que vivió sus primeros años y la gloria que se le ofrecía en su familia, pero de muy joven comprendió que había un ideal mas grande y que requería mas valor y virtud.


Fue en Montserrat donde se decidió la vocación de Luis.

Hacía poco más de dos años que los jóvenes Gonzaga vivían en Florencia, cuando su padre los trasladó con su madre a la corte del duque de Mántua, quien acababa de nombrar a Ferrante gobernador de Montserrat. Esto ocurría en el mes de noviembre de 1579, cuando Luis tenía once años y ocho meses. En el viaje Luis estuvo a punto de morir ahogado al pasar el río Tessin, crecido por las lluvias. La carroza se hizo pedazos y fue a la deriva. Providencialmente, un tronco detuvo a los náufragos. Un campesino que pasaba vio el peligro en que se hallaban y les salvó.

Una dolorosa enfermedad renal que le atacó por aquel entonces, le sirvió de pretexto para suspender sus apariciones en público y dedicar todo su tiempo a la plegaria y la lectura de la colección de "Vidas de los Santos" por Surius. Pasó la enfermedad, pero su salud quedó quebrantada por trastornos digestivos tan frecuentes, que durante el resto de su vida tuvo dificultades en asimilar los diarios alimentos.

Otros libros que leyó en aquel período de reclusión son , Las cartas de Indias, sobre las experiencias de los misioneros jesuitas en aquel país, le suscitó la idea de ingresar en la Compañía de Jesús a fin de trabajar por la conversión de los herejes y Compendio de la doctrina espiritual de fray Luis de Granada. Como primer paso en su futuro camino de misionero, aprovechó las vacaciones veraniegas que pasaba en su casa de Castiglione para enseñar el catecismo a los niños pobres del lugar.

En Casale-Monferrato, donde pasaba el invierno, se refugiaba durante horas enteras en las iglesias de los capuchinos y los barnabitas; en privado comenzó a practicar las mortificaciones de un monje: ayunaba tres días a la semana a pan y agua, se azotaba con el látigo de su perro, se levantaba a mitad de la noche para rezar de rodillas sobre las losas desnudas de una habitación en la que no permitía que se encendiese fuego, por riguroso que fuera el tiempo.

Fue inútil que su padre le combatiese en estos deseos. En la misma corte, Luis vivía como un religioso, sometiéndose a grandes penitencias. A pesar de que ya había recibido sus investiduras de manos del emperador, mantenía la firme intención de renunciar a sus derechos de sucesión sobre el marquesado de Castiglione en favor de su hermano.

Madrid

En 1581, se dio a Ferrante la comisión de escoltar a la emperatriz María de Austria en su viaje de Bohemia a España. La familia acompañó a Ferrante y, al llegar a España, Luis y su hermano Rodolfo fueron designados pajes de Don Diego, príncipe de Asturias. A pesar de que Luis, obligado por sus deberes, atendía al joven infante y participaba en sus estudios, nunca omitió o disminuyó sus devociones.

Cumplía estrictamente con la hora diaria de meditación que se había prescrito, no obstante que para llegar a concentrarse, necesitaba a veces varias horas de preparación. Su seriedad, espiritualidad y circunspección, extrañas en un adolescente de su edad, fueron motivo para que algunos de los cortesanos comentaran que el joven marqués de Castiglione no parecía estar hecho de carne y hueso como los demás.

Resuelto a unirse a la Compañía de Jesús

El día de la Asunción del año 1583, en el momento de recibir la sagrada comunión en la iglesia de los padres jesuitas, de Madrid, oyó claramente una voz que le decía: «Luis, ingresa en la Compañía de Jesús.»

Primero, comunicó sus proyectos a su madre, quien los aprobó en seguida, pero en cuanto ésta los participó a su esposo, este montó en cólera a tal extremo, que amenazó con ordenar que azotaran a su hijo hasta que recuperase el sentido común. A la desilusión de ver frustrados sus sueños sobre la carrera militar de Luis, se agregaba en la mente de Ferrante la sospecha de que la decisión de su hijo era parte de un plan urdido por los cortesanos para obligarle a retirarse del juego en el que había perdido grandes cantidades de dinero.

De todas maneras, Ferrante persistía en su negativa hasta que, por mediación de algunos de sus amigos, accedió de mala gana a dar consentimiento provisional. La temprana muerte del infante Don Diego vino entonces a librar a los hermanos Gonzaga de sus obligaciones cortesanas y, luego de una estancia de dos años en España, regresaron a Italia en julio de 1584.

Al llegar a Castiglione se reanudaron las discusiones sobre el futuro de Luis y éste encontró obstáculos a su vocación, no sólo en la tenaz negativa de su padre, sino en la oposición de la mayoría de sus parientes, incluso el duque de Mántua. Acudieron a parlamentar eminentes personajes eclesiásticos y laicos que recurrieron a las promesas y las amenazas a fin de disuadir al muchacho, pero no lo consiguieron.

Ferrante hizo los preparativos para enviarle a visitar todas las cortes del norte de Italia y, terminada esta gira, encomendó a Luis una serie de tareas importantes, con la esperanza de despertar en él nuevas ambiciones que le hicieran olvidar sus propósitos. Pero no hubo nada que pudiese doblegar la voluntad de Luis. Luego de haber dado y retirado su consentimiento muchas veces, Ferrante capituló por fin, al recibir el consentimiento imperial para la transferencia de los derechos de sucesión a Rodolfo y escribió al padre Claudio Aquaviva, general de los jesuitas, diciéndole: «Os envío lo que más amo en el mundo, un hijo en el cual toda la familia tenía puestas sus esperanzas.»

El Noviciado

Inmediatamente después, Luis partió hacia Roma y, el 25 de noviembre de 1585, ingresó al noviciado en la casa de la Compañía de Jesús, en Sant'Andrea. Acababa, de cumplir los dieciocho años. Al tomar posesión de su pequeña celda, exclamó espontáneamente: "Este es mi descanso para siempre; aquí habitaré, pues así lo he deseado" (Salmo cxxxi-14). Sus austeridades, sus ayunos, sus vigilias habían arruinado ya su salud hasta el extremo de que había estado a punto de perder la vida.

Sus maestros habían de vigilarlo estrechamente para impedir que se excediera en las mortificaciones. Al principio, el joven tuvo que sufrir otra prueba cruel: las alegrías espirituales que el amor de Dios y las bellezas de la religión le habían proporcionado desde su más tierna infancia, desaparecieron.

Seis semanas después murió Don Fernante. Desde el momento en que su hijo Luis abandonó el hogar para ingresar en la Compañía de Jesús, había transformado completamente su manera de vivir. El sacrificio de Luis había sido un rayo de luz para el anciano

No hay mucho más que decir sobre San Luis durante los dos años siguientes, fuera de que, en todo momento, dio pruebas de ser un novicio modelo. Al quedar bajo las reglas de la disciplina, estaba obligado a participar en los recreos, a comer más y a distraer su mente. Además, por motivo de su salud delicada, se le prohibió orar o meditar fuera de las horas fijadas para ello: Luis obedeció, pero tuvo que librar una recia lucha consigo mismo para resistir el impulso a fijar su mente en las cosas celestiales.

Por consideración a su precaria salud, fue trasladado de Milán para que completase en Roma sus estudios teológicos. Sólo Dios sabe de qué artificios se valió para que le permitieran ocupar un cubículo estrecho y oscuro, debajo de la escalera y con una claraboya en el techo, sin otros muebles que un camastro, una silla y un estante para los libros.

Luis suplicaba que se le permitiera trabajar en la cocina, lavar los platos y ocuparse en las tareas más serviles. Cierto día, hallándose en Milán, en el curso de sus plegarias matutinas, le fue revelado que no le quedaba mucho tiempo por vivir. Aquel anuncio le llenó de júbilo y apartó aún más su corazón de las cosas de este mundo.

Durante esa época, con frecuencia en las aulas y en el claustro se le veía arrobado en la contemplación; algunas veces, en el comedor y durante el recreo caía en éxtasis. Los atributos de Dios eran los temas de meditación favoritos del santo y, al considerarlos, parecía impotente para dominar la alegría desbordante que le embargaba.

Una epidemia

En 1591, atacó con violencia a la población de Roma una epidemia de fiebre. Los jesuitas, por su cuenta, abrieron un hospital en el que todos los miembros de la orden, desde el padre general hasta los hermanos legos, prestaban servicios personales.

Luis iba de puerta en puerta con un zurrón, mendigando víveres para los enfermos. Muy pronto, después de implorar ante sus superiores, logró cuidar de los moribundos. Luis se entregó de lleno, limpiando las llagas, haciendo las camas, preparando a los enfermos para la confesión.

Luis contrajo la enfermedad. Había encontrado un enfermo en la calle y, cargándolo sobre sus espaldas, lo llevó al hospital donde servía.

Pensó que iba a morir y, con grandes manifestaciones de gozo (que más tarde lamentó por el escrúpulo de haber confundido la alegría con la impaciencia), recibió el viático y la unción. Contrariamente a todas las predicciones, se recuperó de aquella enfermedad, pero quedó afectado por una fiebre intermitente que, en tres meses, le redujo a un estado de gran debilidad.

Luis vio que su fin se acercaba y escribió a su madre: «Alegraos, Dios me llama después de tan breve lucha. No lloréis como muerto al que vivirá en la vida del mismo Dios. Pronto nos reuniremos para cantar las eternas misericordias.» En sus últimos momentos no pudo apartar su mirada de un pequeño crucifijo colgado ante su cama.

En todas las ocasiones que le fue posible, se levantaba del lecho, por la noche, para adorar al crucifijo, para besar una tras otra, las imágenes sagradas que guardaba en su habitación y para orar, hincado en el estrecho espacio entre la cama y la pared. Con mucha humildad pero con tono ansioso, preguntaba a su confesor, San Roberto Belarmino, si creía que algún hombre pudiese volar directamente, a la presencia de Dios, sin pasar por el purgatorio. San Roberto le respondía afirmativamente y, como conocía bien el alma de Luis, le alentaba a tener esperanzas de que se le concediera esa gracia.

En una de aquellas ocasiones, el joven cayó en un arrobamiento que se prolongó durante toda la noche, y fue entonces cuando se le reveló que habría de morir en la octava del Corpus Christi. Durante todos los días siguientes, recitó el "Te Deum" como acción de gracias.

Algunas veces se le oía gritar las palabras del Salmo: "Me alegré porque me dijeron: ¡Iremos a la casa del Señor!" (Salmo Cxxi - 1). En una de esas ocasiones, agregó: "¡Ya vamos con gusto, Señor, con mucho gusto!" Al octavo día parecía estar tan mejorado, que el padre rector habló de enviarle a Frascati. Sin embargo, Luis afirmaba que iba a morir antes de que despuntara el alba del día siguiente y recibió de nuevo el viático. Al padre provincial, que llegó a visitarle, le dijo:

-¡Ya nos vamos, padre; ya nos vamos ...!
-¿A dónde, Luis?
-¡Al Cielo!
-¡Oigan a este joven! -exclamó el provincial- Habla de ir al cielo como nosotros hablamos de ir a Frascati.

Al caer la tarde, se diagnóstico que el peligro de muerte no era inminente y se mandó a descansar a todos los que le velaban, con excepción de dos. A instancias de Luis, el padre Belarmino rezó las oraciones para la muerte, antes de retirarse. El enfermo quedó inmóvil en su lecho y sólo en ocasiones murmuraba: "En Tus manos, Señor. . ."

Entre las diez y las once de aquella noche se produjo un cambio en su estado y fue evidente que el fin se acercaba. Con los ojos clavados en el crucifijo y el nombre de Jesús en sus labios, expiró alrededor de la medianoche, entre el 20 y el 21 de junio de 1591, al llegar a la edad de veintitrés años y ocho meses.

Los restos de San Luis Gonzaga se conservan actualmente bajo el altar de Lancellotti en la Iglesia de San Ignacio, en Roma.

Fue canonizado en 1726.

El Papa Benedicto XIII lo nombró protector de estudiantes jóvenes.
El Papa Pio XI lo proclamó patrón de la juventud cristiana.


lunes, 16 de junio de 2008

Las Parábolas (14 jun 2008)



La formación de este sábado trató acerca de las parábolas de Jesús, es decir que daba a conocer sus enseñanzas, pero de un modo "oculto" para aquél que no tenga un corazón dispuesto a encontrarse con Él, es decir comparando unas cosas de difícil comprensión -generalmente el Reino de los Cielos- con otras de la vida cotidiana.

Las parábolas mencionadas en la Biblia (Nuevo Testamento) son las siguientes:
El sembrador, La cizaña, El grano de mostaza, La levadura, El tesoro escondido y la perla, La red, La oveja perdida, El dracma perdido, El hijo pródigo, Los obreros a la hora undécima, Los invitados a la boda, La cuestión de la herencia, El administrador, La higuera estéril, El rico Epulón y el pobre Lázaro, El buen samaritano, El fariseo y el publicano, Los dos hijos, Las vírgenes necias y prudentes, Los talentos, El juicio final, El juez injusto, Los viñadores homicidas.


De estas, tomamos sólo tres:
  • El hijo pródigo (Lc 15, 11-32): "Un hombre tenía dos hijos. El más joven de ellos dijo a su padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde. Y les repartió los bienes. No muchos días después, el hijo más joven, reuniéndolo todo, se fue a un país lejano y malgastó allí su fortuna viviendo lujuriosamente. Después de gastar todo, hubo una gran hambre en aquella región y él empezó a pasar necesidad. Fue y se puso a servir a un hombre de aquella región, el cual lo mandó a sus tierras a guardar cerdos; le entraban ganas de saciarse con las algarrobas que comían los cerdos; y nadie se las daba. Recapacitando, se dijo: ¡cuántos jornaleros de mi padre tienen pan abundante mientras yo aquí me muero de hambre! Me levantaré e iré a mi padre y le diré: padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo; trátame como a uno de tus jornaleros. Y levantándose se puso en camino hacia la casa de su padre.

    Cuando aun estaba lejos, lo vio su padre y se compadeció; y corriendo a su encuentro, se le echó al cuello y lo cubrió de besos. Comenzó a decirle el hijo: Padre, he pecado contra el Cielo y contra ti; ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Pero el padre dijo a sus criados: pronto, sacad el mejor traje y vestidlo; ponedle un anillo en la mano y sandalias en los pies; traed el ternero cebado y matadlo, y vamos a celebrarlo con un banquete; porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado. Y se pusieron a celebrarlo.

    El hijo mayor estaba en el campo; al volver y acercarse a casa oyó la música y los cantos y, llamando a uno de los criados, le preguntó qué pasaba. Este le dijo: Ha llegado tu hermano, y tu padre ha matado el ternero cebado por haberle recobrado sano. Se indignó y no quería entrar, pero su padre salió a convencerlo. El replicó a su padre: Mira cuántos años hace que te sirvo sin desobedecer ninguna orden tuya, y nunca me has dado ni un cabrito para divertirme con mis amigos. Pero en cuanto ha venido este hijo tuyo que devoró tu fortuna con meretrices, has hecho matar para él el ternero cebado. Pero él respondió: Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo; pero había que celebrarlo y alegrarse, porque ese hermano tuyo estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y ha sido encontrado"

  • El buen samaritano (Lc 10, 25-37): "Un doctor de la Ley se levantó y dijo para tentarle: Maestro, ¿qué debo hacer para conseguir la vida eterna?" Le dijo Jesús: "¿Qué está escrito en la Ley? ¿Cómo lees?" Y éste le respondió: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma y con todas tus fuerzas y con toda tu mente, y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Has respondido bien: haz esto y vivirás. Pero él, queriendo justificarse, dijo a Jesús: ¿Y quién es mi prójimo?" .

    Tomando la palabra, Jesús dijo: "Un hombre bajaba de Jerusalén a Jericó y cayó en manos de unos salteadores que, después de haberle despojado, le cubrieron de heridas y se marcharon, dejándolo medio muerto. Bajaba casualmente por el mismo camino un sacerdote; y, viéndole, pasó de largo. Asimismo, un levita, llegando cerca de aquel lugar, lo vio y pasó de largo. Pero un samaritano que iba de camino llegó hasta él, y al verlo se movió a compasión, y acercándose vendó sus heridas echando en ellas aceite y vino; lo hizo subir sobre su propia cabalgadura, lo condujo a la posada y él mismo lo cuidó. Al día siguiente, sacando dos denarios, se los dio al posadero y le dijo: Cuida de él, y lo que gastes de más te lo daré a mi vuelta. ¿Cuál de estos tres te parece que fue el prójimo de aquel que cayó en manos de los salteadores? El le dijo: El que tuvo misericordia con él. Pues anda, le dijo entonces Jesús, y haz tú lo mismo"

  • El sembrador (Mt 13, 1-9): "Aquel día salió Jesús de casa y se sentó a la orilla del mar. Se reunió junto a Él tal multitud que hubo de subir a sentarse en una barca, mientras toda la multitud permanecía en la orilla. Y se puso a hablarles muchas cosas en parábolas, diciendo: He aquí que salió el sembrador a sembrar. Y al echar la semilla, parte cayó junto al camino y vinieron los pájaros y se la comieron. Parte cayó en terreno rocoso, donde no había mucha tierra y brotó pronto por no ser hondo el suelo; pero al salir el sol, se agostó y se secó porque no tenía raíz. Otra parte cayó entre espinos; crecieron los espinos y la sofocaron. Otra, en cambio, cayó en buena tierra y dio fruto, una parte el ciento, otra el sesenta y otra el treinta. El que tenga oídos, que oiga"